Ubierna
Se encuentra a orillas del río al que da nombre, entre el valle que se abre al sur y las elevaciones montañosas del norte. Su importancia en la historia es tal que se la ha llegado a identificar con la ciudad romana de Bravum y que, ya en la Edad Media, fue capital de un importante alfoz. En ella se creó la Hermandad de Caballeros Hijosdalgo de la Jurisdicción de Ubierna e Infanzones de Vivar del Cid, cuyo origen se remonta a los tiempos del padre del Cid. La institución sigue en activo y conserva la mayor parte de su archivo documental, incluido el Códice, un documento del siglo XVI de gran valor histórico para conocer tanto el pasado de la Jurisdicción de Ubierna como de la propia Hermandad.
Iglesia de San Juan Bautista, de estilo ojival cisterciense, aunque con elementos románicos.
La Iglesia de San Juan Bautista es de estilo ojival cisterciense, con detalles románicos en la cabecera, triple y con ábsides semicirculares -adornados con rostros grotescos y motivos vegetales-. Tiene bóvedas de crucería y planta casi de cruz griega. Adaptado al testero se encuentra el retablo renacentista, con elegantes columnas salomónicas y capiteles dóricos. Además, en el templo hay muestras de orfebrería de gran interés, como dos cruces -una de ellas románica- y un cáliz y una custodia del siglo XVIII.
El Castillo, símbolo del esplendor pasado, fue levantado por Diego Rodríguez Porcelos en el año 884. Su propiedad correspondió a los condes de Castilla hasta el primer tercio del siglo XI y posteriormente perteneció (tras la batalla de Atapuerca) a Diego Laínez, padre del Cid, al propio Rodrigo Díaz de Vivar y a la condesa Doña Sancha, entre otros muchos. De la antigua fortaleza sólo permanecen en pie algunos restos -entre ellos la puerta de acceso- que permiten adivinar la forma de la silueta original, perfectamente adaptada a la roca sobre la que se asienta.
El castillo de Ubierna -actualmente en ruinas- se adapta a la roca sobre la que se asienta.
Ermita de Nuestra Señora de Montes Claros.
Muy cerca del pueblo está la Ermita de Nuestra Señora de Montes Claros, de nave rectangular, con cubierta a dos aguas, espadaña, puerta con arco de medio punto y arco triunfal de herradura peraltado (de fines del siglo IX−principios del X). En sus muros exteriores se conservan varias estelas romanas. La Virgen de Montes Claros es patrona de la Merindad y la ermita es sede de la Hermandad de Caballeros Hijosdalgo.
Por otra parte, en el entramado urbano destacan varias fachadas con escudos, un molino harinero y el edificio de la Junta Vecinal, mezcla de estilo historicista, gótico, mudéjar y renacentista. En él se ubica el Centro Arqueológico. Además, el patrimonio etnográfico está representado por una fuente y un lavadero. Finalmente, hay un pequeño puente de origen romano.